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Un enfoque ecológico - enactivo para el manejo del dolor muscoesquelético crónico
Introducción:
El dolor es un fenómeno profundamente complejo cuya comprensión ha sido objeto de búsqueda por miles
de años. Desde las reflexiones filosóficas de Platón hasta los desarrollos más recientes en neurociencia, la
humanidad ha intentado desentrañar su origen. En este camino, se han construido diversos modelos
teóricos que, si bien no son perfectos, representan aproximaciones valiosas. Uno de los más influyentes
fue el modelo dualista cartesiano, cuyas raíces descansan en creencias religiosas y que planteaba una
separación tajante entre mente y cuerpo. En contraposición, el modelo biopsicosocial —actualmente el
más aceptado— propone que el dolor emerge de la interacción compleja entre factores biológicos,
psicológicos y sociales.
No obstante, a pesar de su amplia aceptación y buena intención, la aplicación del modelo biopsicosocial ha
sido deficiente tanto en contextos educativos como clínicos. En la práctica, las intervenciones tienden a
recaer nuevamente en un paradigma biomédico simplista: ante la presencia de dolor, la causa debe ser
biológica. Esta postura reduccionista limita la comprensión del fenómeno y minimiza el papel de los
factores psicológicos y ambientales.
La razón principal de esta pobre implementación no radica en la validez del modelo, sino en su falta de
profundidad teórica. Aunque ofrece un marco general, no explica de manera clara cómo interactúan
dinámicamente sus tres dominios, ni proporciona herramientas prácticas que orienten al clínico en
escenarios reales. Como consecuencia, el modelo biopsicosocial termina siendo absorbido por la lógica del
paradigma biomédico dominante, lo que da lugar a una práctica fragmentada y reduccionista.